Dos visiones de nación se contraponen

Los últimos anuncios del ejecutivo relativos a las ART nos retrotraen a las prácticas ¿mafiosas?¿ de empresarios neoliberales? llevadas adelante por Martínez de Hoz y Cavallo, en sus diferentes versiones, para licuar derechos de los trabajadores y destruir más que erosionar su participación en la economía nacional.
Volvemos a la concepción de que el trabajo es un gasto, es un insumo, no un derecho productor de riqueza y, al ser considerado como tal, al mejor estilo de Milton Friedman, hay que reducirlo, hay que bajarlo a su mínima expresión para maximizar las ganancias. Esta visión mercantilista del trabajo  fue la que nos llevó por la vía regia al crack del 2001 y sería más que necio de nuestra parte reintentar generar un crecimiento a través de la aplicación de las mismas recetas en un contexto similar.
El camino que propone el Gobierno Nacional en relación a las ART, apunta sin lugar a dudas a bajar el costo en detrimento de los trabajadores. Este es el mantra que repiten desde los centros internacionales de poder neoliberal sin atender ninguna otra cuestión que reducir nominalmente y en forma de caja los costos monetarios del trabajo. Esta visión sesgada es la que acompaña al convencimiento de que hay aspectos “ineficientes” en la economía local, en las cuales es mejor superarlos a través de la importación lisa y llana de los productos terminados. Como si esto fuera una objetiva y aséptica medida de “austeridad” y no una planificada concepción de reprimarización de la economía, generadora en nuestro caso de una alarmante y creciente tendencia de exclusión, empobrecimiento y precarización laboral de un importante porcentaje de nuestra sociedad. Todo esto dentro de una situación en donde el decil más favorecido incrementa como nunca sus ganancias por encima del resto de la sociedad.